viernes, 19 de octubre de 2007

Escribir hace que pensemos.

Cuántas veces nos ha sucedido que tenemos una idea en mente, pero cuando queremos platicarla a nuestros amigos y familiares no podemos expresarla fácilmente, mucho menos cuando queremos escribirla.

Escribir nos obliga a pensar, a buscar de qué manera ponemos en palabras lo que tenemos en la mente, de qué manera podemos capturar una idea y ponerla en palabras concretas que la transmitan correctamente.

Es allí cuando nos detenemos, ese es el alto que nos frena a escribir. Nos topamos con una hoja en blanco en la que no sabemos por dónde empezar.

Un truco muy barato pero excelente es no empezar escribiendo sino pensando. Empieza por ponerle un nombre a tu idea. Busca un nombre que describa tu idea, no necesitas esforzarte mucho es sólo para poner tu mente a trabajar, muchas veces el nombre de tu idea cambia con el tiempo. Pero por algo tienes que empezar. Ya que tengas el nombre procede al siguiente ejercicio.

Te recomiendo que pongas en una hoja de papel todas las palabras que tienen que ver con tu idea. Así como lleguen a tu mente escríbelas. Piensa en todas aquellas palabras relacionadas con tu idea. Sin orden alguno, simplemente busca palabras que te ayuden a describir tu proyecto.

A todo esto dale tiempo, no se pretende que en una sentada tengas todo listo, tal vez el nombre te lleve tres o cuatro días o una semana, no hay problema, no hay prisa, y el ejercicio de las palabras puede ser que te lleve otros tres o cuatro días o más. A fuego lento es mejor. Dale su tiempo.

Por último, ya que tengas el nombre de tu idea y la lista de palabras relacionadas, trata de hacer una definición corta de tu idea. Piensa que esta definición debe abarcar toda la idea pero con pocas palabras. Esta definición debe abarcar menos de tres renglones.

Todos estos ejercicios hacen que tu mente se prepare para trabajar en la redacción de tu proyecto, sea cual fuere, le das una estructura a tu mente que la prepara para poner en palabras lo que quieres transmitir.

Cuando la mente sabe lo que quiere y tiene su “almacén” de palabras empieza a trabajar. Notarás que se facilita más a la hora de redactar que tengas un nombre, que tengas una lista de palabras relacionadas y una definición que remarque lo que quieres escribir.

Armando Carrasco Z.

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